Supongamos que a un niño le gusta mucho el helado de chocolate y todos los dias se come uno. Pero resulta que el helado se acaba y el niño se da cuenta de que ya no hay más y de que nunca más lo habrá. Podrá comprar helados de fresa, de vainilla, de nata, de avellana... Pero nunca más volverá a tener helado de chocolate y aunque intente olvidar su sabor y lo mucho que le gustaba, a menudo lo recuerda, y entonces se da cuenta de que los helados de fresa, de nata, de vainilla y de todos los demás sabores del mundo, en realidad le importan una mierda. Que él lo que quiere es el helado de chocolate, pero el helado de chocolate no volverá.
ÉL, no volverá.
Una de las cosas mas sencillas y mejores que leí hoy!
ResponderEliminarGenial blog, te sigo y te espero en elmio.
Me encanto lo que escribiste. Elegiste un ejemplo sencillo pero que se aplica genial a la situación, me sentí re identificada. Te sigo, un beso.
ResponderEliminarHermosa entrada , te sigo!!
ResponderEliminarsi queres pasate por mi blog....
Re lindo, se puede aplicar a varias cosas de la vida eso :B
ResponderEliminarte sigo :)
podria decirse entonces, a partir de esto, que muchos somos o alguna vez fuimos helado de vainilla... y eso me jode.
ResponderEliminarMe gusta tu blog, un beso.
Lamentablemente así es, y más cuándo un pequeño niño sabe que nunca más lo tendrá.
ResponderEliminarY nunca más lo tendremos.
Una metáfora como una casa:)
ResponderEliminarTe sigo
Muuy buena comparacion!!
ResponderEliminarTe sigo!
Está genial, tienes mucha razón!
ResponderEliminarMe encanta, te sigo :)
me gusto muchoo tu texto:) bastante real en cierta forma:) ♥ te sigo:)!
ResponderEliminarMen encatnta! :OO
ResponderEliminarte sigoo:)
pasate ^^
besos!
Ayy, es verdad.. nunca se podrá olvidar el maravilloso sabor de ese preciso helado :)
ResponderEliminarBonita entradaa, saludos~
Me encanta el texto, es precioso, me siento identificada con ello =)
ResponderEliminarte sigo(L) un besazo.